Día a día intentamos conseguir nuestros objetivos. Unos objetivos que nos marcamos a medida que transcurre la vida.
Por ejemplo, terminar unos estudios, conseguir un trabajo de tal tipo, conseguir tal marca (reto) deportiva, ir de viaje a aquel lugar que tanto nos gustaría, etc...
¿Porqué tenemos estos objetivos? ¿Porqué tenemos esa necesidad de conseguirlos?
Los seres humanos, como animales que somos, tenemos como fundamento de existencia, nacer, reproducirnos y morir.
Y ya está. Nada más. Todos los animales del planeta dedican su vida a eso. Día a día, buscan su alimento, su refugio para no morir siendo atacados por depredadores y, en época de reproducción, reproducirse.
Los seres humanos, hemos tenido la 'suerte' de desarrollar diversas conductas que señalan nuestra 'inteligencia' en el mundo. Somos curiosos, nos gusta investigar, nos gusta aprender (no a todos lo mismo), nos gusta entablar conversaciones con nuestros semejantes sobre nuestras ideas y conocimientos.
Ahora bién si un humano medio (actual) vive, (por poner una estimación) 75 años, es mucho tiempo como para hacer lo mismo día tras día, mes tras mes, año tras año.
Entonces, poco a poco, vamos tomando consciencia de que algo más hay que hacer en nuestras vidas. Algo que nos guste, algo que nos mueva, algo que nos atraiga.
Y es así como empezamos nuestra búsqueda de objetivos. Intentando saciar una intrínseca sensación de vacío que tenemos en nuestro interior.
Gracias a éstos metas marcadas por cada uno, hemos visto cómo el ser humano puede ser brillante. Una y otra vez nos demostramos a nosotros mismos que nos podemos superar, podemos conseguir cosas maravillosas.
Desde las cosas más grandes a las más pequeñas, avanzamos en todos los campos.
En el de las cosas pequeñas, hemos conseguido (como raza) descifrar genomas de distintas especies, descifrar qué hay detrás de los átomos, construir máquinas capaces de construir, con precisión nanométrica, artilugios diversos, etc...
En el de las cosas grandes, hemos conseguido, por ejemplo, construir ciudades, construir cohetes capaces de llegar a salir del sistema solar, etc...
Somos, sin lugar a dudas, unos de los más brillantes seres vivos de éste planeta. Y aún así, somos pobres. Aún así, tenemos infinidad de carencias.
Miramos lo que tiene o deja de tener el de al lado. Presumimos de ésto y de aquello. Dejamos que nos gobiernen los peores humanos que, bajo el manto de la mentira, nos tienen "contentos". Mirad si somos pobres que, cada vez que salimos a la calle, intentamos caminar por delante de los demás, como si en ello nos fuera la vida.
¿Qué nos pasa? ¿En qué nos hemos convertido? ¿Es que acaso no vemos lo que hacemos? ¿O es que no queremos ver?
Entiendo que nuestro cerebro, nos intente engañar para hacernos sentir bién. Normalmente, vemos 'lo que queremos' y nos cuesta mucho reconocer la verdad. Nos duele más la verdad, por no ser lo que queríamos que fuese, que la verdad por si sola. Nos molesta más que nos lleven la contraria, que aceptar una realidad inevitable.
Entonces pues, nos convertimos de los seres más brillantes, a los seres más mundanos.
Pasamos de ser unos seres creadores de maravillas a unos seres totalmente despreciables, deleznables.
¿Podemos remediar ésta situación?
Rotundamente, creo que si. Y éste sí, pasa por las pequeñas acciones diarias. Pasa por no intentar ponernos nunca 'por encima' de los demás. Pasa por respetarnos. Pasa por ponerse en la situación del otro, comprenderlo, entenderlo y tratar de conocer qué sucesos han llevado a un pensamiento o a una acción. Pasa por poner nuestro granito de arena, día a día, intentando ayudarnos entre todos. Pasa por hablar, por comunicarnos.
En un mundo tremendamente comunicado gracias a la tecnología que tenemos, no somos capaces de comunicarnos entre nosotros. Y desde luego, aquello que un día nos hizo maravillosos es eso, la comunicación, la compenetración y la ayuda mutua.
Intentaré, en la medida de mis posibilidades, llegar a esa, mi meta. Y tu?